El cumpleaños de Ariane - Fantaseando sin rumbo

sábado, julio 25, 2015 0 Comments A+ a-

Ariane luce sonriente frente a una tarta con las velas encendidas. Llegan continuamente ramos de flores, pero ningún familiar y/o amigo aparece para celebrar el cumpleaños junto a ella. Abrumada por la situación, Ariane sube a su coche y decide dejar su urbanización privada para perderse en la ciudad. Cuando la mujer llega a un puente cortado por un paso de tripulaciones marítimas, todos los allí presentes salen de sus vehículos para ponerse a bailar sin sentido aparente. Seguidamente, un joven decide llevarla a comer a un restaurante. Empieza así un inesperado día para Ariane, en el que una sucesión de acontecimientos harán que pueda encontrarse a sí misma.

Robert Guédiguian vuelve a elegir para el papel protagonista a su musa y mujer en la vida real, Ariane Ascaride. En esta ocasión. la omnipresente actriz francesa interpreta a una mujer aparentemente feliz, pero que guarda en su interior un tremendo vacío y soledad, que culminan en el momento en que se encuentra definitivamente sola para celebrar su cumpleaños. Así, se mostrará siempre amable y dispuesta a ayudar y aconsejar a cada personaje con el que se relaciona en esta nueva experiencia. Debido a lo tremendamente irregular que termina siendo la película, Ariane Ascaride se confirma como el mayor atractivo para quien se disponga a visionar El cumpleaños de Ariane.


Con una fotografía en la que destacan unos colores llamativos que derrochan vitalidad, Guédiguian construye un relato con un permanente aura de cuento. El punto de partida que propone el francés posibilita multitud de salidas: un todo vale que, en primera instancia, se antoja bastante prometedor. Sin embargo, el director no consigue colmar, ni acercarse a ello, las expectativas creadas tras un comienzo cuando menos curioso. La fantasía que se desarrolla durante el metraje es de lo más conservadora; en ella no encontramos garra ni capacidad de sorprender o inventiva, su humor no es del todo eficiente y la sucesión de escenas insustanciales conduce al tedio.

Es innegable que el desarrollo de la trama y su final son del todo coherentes. El tono de la historia, así como el conglomerado de situaciones y lo personajes, quedan perfectamente justificados tras el cierre de la misma. Pero, a pesar de encontrar alguna que otra cosa destacable, la pérdida de interés que voy acusando según avanza la película, acaba mermando cualquier destello de originalidad y frescura. Guédiguian falla clamorosamente en un elemento crucial como es el guión: nunca una fantasía o sueño será tan machacona como la historia vivida por Ariane, en la que lo más -y casi único- sorprendente es ver a una tortuga hablar.


El cumpleaños de Ariane destaca inevitablemente por sus continuos altibajos, ganando por goleada los bajos a los altos. La puesta en escena en todo momento se muestra ágil y dinámica, pero ese amasijo de escenas sobrecargadas de color y música, no consigue sino atenuar la fuerza e intenciones de un fondo que podría haber complementado la cinta con más capas y lecturas. No obstante, lo que se encarga de sentenciar de manera irremediable esta película, es el escaso interés de la mayoría de pasajes que se atraviesan en esta especie de road movie moderna. El regalo de cumpleaños que le ha hecho Guédiguian a su esposa no me ha resultado satisfactorio; esperemos que a ella sí.