Red Army. La caída de un imperio

jueves, febrero 12, 2015 0 Comments A+ a-

El deporte, por desgracia, siempre ha estado influido, en mayor o menor medida, por factores externos. El factor principal y que más influencia ha tenido sobre el deporte, así como sobre cualquier tipo de actividad, es la política. Gabe Polsky nos traslada, mediante un documental, a las pistas de hockey sobre hielo en los años de mayor apogeo de la URSS, y asistiremos a éste y a su posterior caída, mediante diversos cambios sociales, culturales y políticos.


En los años 80, el equipo soviético de hockey sobre hielo se hizo famoso mundialmente con el nombre de Ejército Rojo. El Red Army fue el mejor equipo que jamás haya pisado una pista, su fortaleza principal residía en un juego colectivo brillante, una compenetración fabulosa entre esos cincos compañeros y, principalmente, amigos. Otra parte fundamental en su éxito era el entrenamiento que llevaban, recluidos durante todo el año, como si de prisioneros se tratase, pero ellos eran felices y ese control por parte de las altas esferas aún no tenía la relevancia que más tarde alcanzaría. El Dream Team soviético era el equivalente a lo que fue el Barça de Guardiola, sólo que su hegemonía se prolongó a lo largo de en torno a una década, una hegemonía incontestable, pues nadie era capaz de batirles. El equipo de EEUU, su mayor rival -junto a Canadá-, era la antítesis de los soviéticos y, por ende, comparable al Madrid de Mourinho; el Ejército Rojo llevaba a cabo un juego bonito, limpio y colectivo, mientras que los estadounidenses desarrollaban un juego muy tosco, nada vistoso y buscando siempre el contacto físico. Los Russian Five parecían bailarines sobre la pista, como si danzasen al son de una sinfonía de Tchaikovsky.

La KGB entró de lleno en el banquillo del equipo, endureciendo aún más el control y los entrenamientos. Pese a ser el Red Army el mejor equipo, la liga más prestigiosa y la que tenía dinero para fichar era la NHL. Muchos jugadores quisieron partir hacia Norteamérica para jugar allí, pero el gobierno ruso no lo permitía; los que querían marcharse tenían que escaparse y convertirse en enemigos políticos del pueblo ruso. En esta tesitura, aparece la figura de Slava Fetisov, el alma y capitán del Ejército Rojo, y figura clave en una etapa sociopolítica del pueblo soviético. Tras ser rechazado su deseo de jugar en la NHL, se negó a jugar más para el equipo, pasando así de ser un héroe nacional a un enemigo político. Fetisov es además el encargado de darnos su punto de vista de manera certera, pues es el principal entrevistado del documental. La unidad del pueblo ruso fue cayendo a la vez que se fragmentaba el propio equipo, acabando en la Rusia que ya todos conocemos.


Polsky mezcla de manera certera diversas fuentes documentales, desde entrevistas a varios de los implicados de una u otra manera, hasta vídeos e imágenes de los partidos. Mediante estos vídeos nos enamoraremos de un deporte que para muchos -yo incluido- es totalmente desconocido; el equipo soviético jugaba como los ángeles, es una gozada poder disfrutar de tales maestros. El director no necesita posicionarse, ni lo hace, las propias imágenes y sucesos hablan por sí mismos. Así mismo, asistimos a un cambio drástico en el pensamiento del propio Fetisov con el paso del tiempo, un Fetisov que hoy día trabaja en el gobierno de Putin, como Ministro de Deporte.

La mayor virtud del documental, que ya de por sí trata un material tan espinoso, es dotarle de un ritmo trepidante, un suspense y una fuerza propios de los mejores thrillers y un humor ácido patente en sus 76 minutos de metraje. Al acabar el visionado quedan muchas preguntas en el aire, preguntas de las que por lo crudo de las consecuencias acontecidas, probablemente nunca hallaremos respuesta.