La modista - Bienvenida sea la anarquía

viernes, marzo 18, 2016 0 Comments A+ a-

Kate-Winslet-The-Dressmaker-726x400Hay determinadas películas cuya disparidad de opiniones puedo entender perfectamente. Uno de estos casos es La modista, película que ha filmado la australiana Jocelyn Moorhouse tras casi veinte años de retiro. Con unos cuanto peros, mi opinión es sensiblemente positiva; sin embargo, comprendo de igual manera que a alguien le encante como que alguien la deteste. Por decirlo de alguna manera, La modista es un ejercicio tremendamente caótico, tanto que acaba siendo incluso estimulante. Es un filme sin ataduras, acaparador de multitud de referentes pero que no sigue reglas de ningún tipo. El pastiche, por supuesto, es más genérico que formal, aunque en el trabajo de puesta en escena también tiene lo suyo, sobre todo en el empeño de la directora por vestir de forma llamativa y extravagante la voluptuosa figura de una excepcional Kate Winslet.

La modista es una película que muta constantemente, aunque hay algo que se percibe en todo momento en su tono: una exageración continua de los hechos, lo cual desemboca en el impostado añadido de un dramatismo que no le hace ningún favor a la cinta. De hecho, si logra funcionar es gracias a que, dentro de su caos (y en parte gracias a él), consigue resultar divertidísima. Esto no sería posible sin la labor cómica, incluso caricaturesca, de secundarios como Judy Davis y Hugo Weaving, que interpreta a un policía con una divertida y enfermiza obsesión por la moda femenina. La parte mala de todo esto, del absoluto caos (algo que no es malo per se) en el que se encuentra sumida la película en todo momento, es que es imposible tomarse en serio cualquiera de sus lecturas, que las tiene y muy interesantes.

Screen-Shot-2015-10-29-at-5.08.34-pmTilly Dunnage, una glamurosa modista, regresa a su casa en el turbio pueblo de Dungatar tras muchos años trabajando en exclusivas casas de moda de París, con el objetivo de cerrar heridas del pasado y vengarse de quienes la forzaron a marcharse años atrás. La escena inicial, en la que se muestra la irrupción de Dunnage en su "querido" pueblo, está filmada como si de un western se tratara. Y es que, entre otras muchas cosas, La modista es un western. En los primeros minutos de película tienen cabida hasta algunos planos casi fordianos, demasiado poderosos para el descontrol interno de la propuesta. Sin embargo, no podemos calificar de western una cinta que transita prácticamente por todos los géneros existentes. En definitiva, La modista es un verdadero salto al vació de su directora, que ha decidido hacer de su vuelta tras las cámaras un acontecimiento inenarrable.

Dentro del caos, hay algunas cosas que chirrían más que otras. Entre ellas podemos destacar la subtrama amorosa entre los personajes de Kate Winslet y Liam Hemsworth, que supuestamente interpreta a un hombre de la misma edad de Winslet. Sin embargo, ese hecho es una nimiedad si lo comparamos con la forma que tiene Moorhouse de deshacerse de su personaje. Y este sólo es uno de muchos ejemplos, pues el guion es de lo más caprichoso en el tratamiento de determinados personajes y subtramas. Pero debo admitir que como divertimento cumple con creces, culminando con un final tan alocado como brillante, homenaje incluido a Malditos bastardos. Cine para ver, para odiar y/o para disfrutar. Vosotros decidís. Yo, con no pocas reservas, la disfruté un montón.