Heimat - La otra tierra
El alemán Edgar Reitz dirigió una trilogía para televisión en los años 1984, 1993 y 2004 en la que echaba una mirada hacia atrás para tratar los acontecimientos más importantes ocurridos durante el siglo XX en un ficticio pueblo alemán. Casi una década más tarde entendió que faltaba algo, y que era necesario hacer lo propio con el siglo XIX. Así, a modo de precuela, dirige el largometraje Heimat – La otra tierra, cuya duración no llega a las cuatro horas. Después de ver este magistral trabajo me veo obligado a hacer lo propio con todas las temporadas de la serie, más tarde o más temprano. Tenemos ante nosotros un verdadero hallazgo.
En este film Edgar Reitz sigue la vida de los Simon, una familia de la región de Hunsrück sumida en la pobreza y que busca de todas las maneras posibles salir de ella. El eje sobre el que está articulada toda la narración es Jakob, el menor de los tres hermanos de la familia. Este joven es un incomprendido de su tiempo, más interesado en cultivar su mente leyendo y aprendiendo idiomas que en los monótonos trabajos manuales. Heimat nos presenta el lapso de tiempo entre los años 1941 y 1944, que coinciden con la escritura del joven en su diario, actuando así como narrador omnisciente. Quizá la decisión de desarrollar esta precuela viene motivada por mostrar al mundo que las cosas no han cambiado tanto como creemos. Reitz nos sumerge en mitad del siglo XIX y habla sobre temas universales como la familia, la incomprensión en un entorno alejado de toda evolución, el amor, los sueños, la prosperidad… Todos sueñan con emigrar a Brasil, supuesta tierra de bonanza económica a la que los nobles hacen creer que es muy fácil viajar.
Heimat – La otra tierra es un logro cinematográfico absoluto, tan extraordinaria por lo que cuenta como por la forma en que lo hace. No contento con eso, Reitz nos regala uno de los trabajos más bonitos a nivel visual del cine moderno. La fotografía en blanco y negro de Gernot Roll es un gozada, destacando en momentos determinados algunos objetos con un más que estudiado uso del color. La facilidad con la que la historia se centra en desarrollar otros personajes y familias casi sin que nos demos cuenta es remarcable, y algunas transiciones, zooms y planos aéreos no hacen más que elevar esta película a la categoría de obra maestra.
La película se divide en dos partes: Home From Home (107 minutos) y Chronicle of a Vision (128 minutos). En la primera parte la narración siempre obedece a la escritura del diario de Jakob, en lo que supone una presentación completa de la gran mayoría de personajes que tienen una mínima importancia. Debido a un giro de los acontecimientos, en la segunda la narración se realiza, sobre todo, a través de las poderosas imágenes. Sorprende por tanto que, a pesar de las casi cuatro horas de película, el ritmo nunca decaiga y que ambas formas de narrar sean igual de efectivas. Probablemente el momento más emotivo de Heimat se encuentre en el estupendo cierre de su primera mitad, aunque es indudable que es una obra que guarda una mayor sensibilidad de la que podríamos prever.
No sé si Heimat – La otra tierra es mi estreno favorito de lo que llevamos de año, pero sin duda me parece la película más redonda que se ha estrenado. Una obra mayúscula, completada a partir de pequeños pedazos de gran cine. Un trabajo con un incuestionable aroma a cine clásico que se confirma como una de películas más importantes de los últimos tiempos. Es muy probable que este genial director y estupendo narrador que es Edgar Reitz no nos regale ningún trabajo más -al menos no a este nivel-, así que quedémonos con que la gran mayoría de nosotros aún debemos disfrutar de las tres miniseries que completan la trilogía de Heimat.