Calle Cloverfield 10 - Gran promoción, peor película
Crítica escrita por Brian Garrido
Resulta curioso que aún no llevemos ni tres meses cumplidos de 2016 y ya se haya presentado un hecho singular en dos ocasiones: que la campaña de promoción de cierta película sea muy superior al propio producto que están vendiendo. Pasó hace relativamente poco con Deadpool, en la que su promoción terminó llegando a saturar, y no porque no fuese ingeniosa, que lo era, sino por el obstinado objetivo que parecían tener de querer hacer ver que iba a ser una cinta muy transgresora. El resultado para nada fue el esperado. Y ahora se vuelve a repetir con el nuevo producto salido de la factoría de J. J. Abrams. Durante la pre-producción y el rodaje, Calle Cloverfield 10 era conocida como Valencia. Este proyecto despertaba cierto interés por lo arcano que resultaba. Más tarde se descubrió que era un spin-off de Monstruoso, dirigida por Matt Reeves en el año 2008.
El film nos cuenta cómo una mujer, tras sufrir un accidente de coche, es secuestrada y encerrada bajo tierra por un excéntrico hombre que afirma que en el exterior hay una sustancia química y tóxica en el aire. Dando por hecho que la cinta se ubica en el mismo mundo que la de Reeves, la ambigüedad que debería ir adherida a la propuesta argumental no tiene el efecto deseado. Lo mismo ocurre con los distintos conflictos que ocurren a medida que avanza el guion, ya que la solución termina resultando precoz y es imposible que la intriga se termine de instalar en la película. Tampoco es que se puedan encontrar elementos que produzcan cierto interés, porque existe una continua contradicción, empezando por el desarrollo de los propios personajes. La profundidad en estos brilla por su ausencia. No obstante, el trabajo actoral resulta bastante solvente, en especial John Goodman.
Una cinta de estas pretensiones debería recurrir al uso del sonido en fuera de campo para componer la atmósfera. El debutante Dan Trachtenberg no demuestra demasiado talento este aspecto, porque satura en el aspecto sonoro con una banda sonora que subraya una y otra vez cada secuencia. Tampoco es positivo cuando se decide romper la sobriedad de su puesta en escena con una oleada de ruido y efectismo que lo único que produce es un severo dolor de cabeza. Quizá Calle Cloverfield 10 habría despertado un mayor interés si el espectador descubriese su implicación con el film del 2008 en el propio visionado de la cinta. Quizá Abrams debería elegir con un poco más de profesionalidad a los directores que lleven a cabo los proyectos que salen de Bad Robot –su productora–, porque en esta ópera prima se aprecia muy poco talento de Trachtenberg.