Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia
El orfanato de DC
No tenÃa claro si escribir una crÃtica de Batman v. Superman: El amanecer de la justicia. No lo tenÃa claro porque hablar de sus múltiples errores difÃcilmente iba a aportar algo nuevo, pues es una pelÃcula tan fallida que hasta en muchas de las crÃticas positivas se habla de sus problemas de estructura, entre otras cuestiones de mayor entidad. Como toda pelÃcula de superhéroes, la nueva producción cinematográfica de DC es un entretenimiento, y como tal tiene sus virtudes (si contamos como virtud que no llega a hacerse pesada). Tiene lo justo para satisfacer, en mayor o menor medida, las necesidades de su público potencial. Aclaremos desde un primer momento que yo no soy su público potencial, algo que muy probablemente invalide mi opinión (ojalá no sea asÃ) para cierto sector de lectores/espectadores. Pero por encima de todos los problemas que tiene la segunda pelÃcula de este nuevo universo de DC, que nace tras el éxito de la trilogÃa que hizo Nolan de El caballero oscuro, destaca una cuestión de concepto. Warner Bros. ha querido imitar la fórmula y el éxito del universo cinematográfico de Marvel/Disney, pero las prisas ni siquiera han permitido hacer pelÃculas individuales de los miembros de La liga de la justicia (acabará habiéndolas, pero el estreno de las mismas será un tanto aleatorio y chapucero), como sà ha ocurrido en el caso de la franquicia competidora. Batman v. Superman tenÃa que servir a la vez de secuela de El hombre de acero, de pelÃcula de transición -para solucionar los errores de su predecesora, también dirigida por Zack Snyder- y como introducción de multitud de personajes, siendo la de uno de ellos muy importante, pues este Bruce Wayne necesitaba una presentación al margen, ya que su personalidad es bastante novedosa respecto a la del que nos presentó Christopher Nolan. Y por suerte la tiene, no de la manera más satisfactoria que podrÃamos esperar (y aun asà puede ser sin ningún problema lo mejor de la pelÃcula), pero la tiene.
SÃ, he escrito un párrafo de una extensión considerable y no he llegado a aclarar qué ha sido lo que me ha llevado a escribir un texto sobre esta cinta. He empezado un nuevo párrafo precisamente para hablar de ello aquà -también porque no me gustan los párrafos demasiado extensos-. Muchas personas a las que les ha gustado la pelÃcula piensan que a los que no nos ha gustado es porque Ãbamos con la crÃtica escrita (o la opinión pensada) desde casa. ¿A qué se deben estos niveles de estupidez? ¿Por qué esa manera tan peculiar de defender que les haya gustado algo que al resto (no a todo el mundo, pero sà a mucha gente) no? Este fenómeno es digno de estudiarse, y es precisamente el motivo por el que escribo estas lÃneas. Tan raro no será que no nos guste cuando he leÃdo crÃticas supuestamente muy positivas en las que se mencionan incontables defectos, por no hablar de aquéllas que basan la justificación de su opinión favorable en un ataque o menosprecio al universo Marvel. También he leÃdo que la pelÃcula es tan compleja que alguien puede no enterarse. No confundamos problemas narrativos con complejidad, por favor.
Ahora toca hablar de la pelÃcula, cuyos aciertos se pueden resumir en las intenciones de la primera mitad y en que mantiene un tono mucho más adecuado a las caracterÃsticas de la historia que narra que El hombre de acero, al menos en lo que se refiere a la principal lÃnea narrativa. Pero paremos de contar, el resto de aspectos -más allá de que resulta un entretenimiento digno, algo que a mi parecer no conseguÃa la pelÃcula de 2013- oscilan entre lo flojo y lo pésimo. Batman v. Superman pasa de ser narrativamente torpe a ser narrativamente nula. La primera hora y media, que coincide con la narrativa torpe de la que hablo, sufre unos problemas de montaje escandalosos. Solo se salva de la quema -y en parte, pues a todas las subtramas les ocurre exactamente lo mismo que a los sueños y los flashbacks- la lÃnea temporal del presente, en la que vibramos gracias a los primeros encuentros entre Batman y Superman. SÃ, a pesar de ese montaje chapucero y un tanto arbitrario, existÃan algunas esperanzas de que nos encontrásemos ante una pelÃcula de entidad. Pero la última hora confirma los errores que habÃamos visto anteriormente y suma otros que eran de esperar, como batallas interminables -alguna de ellas innecesariamente larga- y una sucesión de posibles finales que parece no ir a concluir nunca.
Las carencias de Snyder como director, que en esta pelÃcula deja su sello esteticista de la forma más aleatoria posible, se ven multiplicadas por los agujeros que tiene el guion de David S. Goyer y Chris Terrio. El director ha demostrado a lo largo de su carrera -especialmente en El hombre de acero, pues el resto de sus trabajos no requerÃan la misma implicación emocional- ser totalmente incapaz de tratar de forma adecuada las relaciones humanas, por lo que Batman v. Superman funciona mucho mejor cuando sus protagonistas se comportan como seres totalmente inmorales. Y claro, asà pasa, cuando no nos reÃmos por lo ridÃculas que resultan las lÃneas de guion o las acciones y cambios de parecer de los personajes (atentos al motivo por el cual se detiene la batalla más importante de la pelÃcula) lo hacemos por la forma que tiene Snyder de filmar las escenas de mayor dramatismo. Es casi insultante el impostado sentimentalismo de todos los momentos en las que se nos pretenden mostrar los "problemas" familiares de Batman y Superman. Todo lo que hay en el fondo de la pelÃcula, en los pensamientos de los personajes -mención especial a un desdibujado Lex Luthor, que es poco más que el Joker de Heath Ledger sin maquillaje-, es un verdadero caos.
En el tema interpretativo no tengo demasiado que decir, si acaso comentar lo mal director de actores que está demostrando ser Zack Snyder. Los únicos actores que no desentonan son, casualmente, aquéllos que menos deben interpretar (los más serios o los que tienen menos peso): Ben Affleck y Cal Gadot. Jesse Eisenberg está descontrolado a la hora de exhibir sus tics habituales, mientras que Henry Cavill logra empeorar la pésima interpretación que ofreció en El hombre de acero. Snyder se empeña en mantener algunos primeros planos suyos que pueden provocar alguna que otra carcajada. El resto, entre intrascendentes y caricaturescos (más o menos lo mismo que algunos de los ya mencionados, para qué mentir). Pese a todo, Batman v. Superman es una pelÃcula mucho más potente y compacta que su predecesora, pero también es la demostración de lo necesario que es un cambio de director y/o de guionista. Si el objetivo es alcanzar a Marvel, lograrlo con un director asà es misión imposible. Una pena, porque el universo DC me atrae muchÃsimo más que el de Marvel, pero las cosas allà se están haciendo con más mimo y mucha más cabeza.