Lobo - En tierra hostil
Hoy no estarÃamos hablando de esta pelÃcula si la Academia no hubiera decidido incluirla entre las cinco pelÃculas de habla no inglesa candidatas al Óscar. En mi opinión, la pérdida serÃa bastante fácil de sobrellevar. Lobo fue presentada en la primera edición del Filmadrid, un festival nacido para buscar y enseñarnos cintas innovadoras en cualquiera de los terrenos posibles. Es bastante paradójico que esta cinta fuera incluida en su sección oficial, pues su clasicismo formal impide encontrar en ella rasgos diferenciales de peso para su elección. Por otro lado, igual de extraña fue su nominación a los Óscar, ya que los trabajos africanos que normalmente aparecen en las quinielas son mucho más sensacionalistas e incluso panfletarios. Que en Lobo hay cierta denuncia histórica está fuera de duda, pero el contexto está ahà para enriquecer a la historia de supervivencia y no al contrario.
Lobo recupera la esencia del cine clásico de aventuras, pero siguiendo los códigos del western y con ecos neorrealistas. La ópera prima de Naji Abu Nowar resulta satisfactoria en su atractiva mixtura de géneros, aunque el planteamiento y la ejecución de los momentos más animados y menos contemplativos desafÃen la lógica interna de la narración. En ellos, los personajes de la pelÃcula se comportan de manera similar a la inteligencia artificial de los rivales en el modo campaña de un shooter cualquiera. Yo, como espectador, soy incapaz de creerme escenas tan torpemente filmadas dentro de una historia en la que la mirada protagonista responde a la inocencia y naturalidad de un niño. El impacto de los primeros minutos de Theeb en tierra hostil se va diluyendo -aunque sin llegar a perderse en ningún momento- conforme avanza el metraje, donde se advierte de forma cada más evidente la pesadumbre del peor Kiarostami.
Con más aciertos que errores, Lobo se constituye como un debut a tener en cuenta, aupado por los premios y nominaciones recibidos a lo largo y ancho del globo. Una cinta que homenajea al cine de aventuras clásico, siguiendo sus patrones y rodando en las mismas localizaciones que Lawrence de Arabia, el film de David Lean. Quizá se eche en falta un mayor aprovechamiento del intimismo que aporta la mirada infantil de Theeb, pero no podemos discutir que nos encontramos ante una clase de cine que bien podrÃa ser recuperada. A caballo (o a camello) entre la autorÃa y la comercialidad, Abu Nowar consigue colocar su primer trabajo en nuestras carteleras.