Las aventuras de Moriana - Analogía

domingo, noviembre 01, 2015 0 Comments A+ a-

Es inexplicable la cantidad de producciones nacionales mediocres que han llegado a las salas de cine este 2015. La explicación, sin embargo, parece ser mucho más sencilla de lo que pudiésemos imaginar, al menos en el caso de Las aventuras de Moriana. Cuando la protagonista decide dirigir una película tras probar suerte con un restaurante, su estreno tiene lugar gracias a que consigue que Terele Pávez aparezca en ella como principal reclamo. Esto es lo mismo que ocurre con la verdadera ficción, cuyo estreno en salas parece deberse únicamente a contar en su reparto con Terele Pávez y Enrique Villén.

Magdalena es una mujer de mediana edad con tres hijos. Su vida se ve trastocada por completo cuando es desahuciada de su hogar. A pesar de encontrarse en tal situación, les lanza un mensaje positivo: siempre mirar hacia delante en los malos momentos. Decide montar un restaurante con la ayuda de sus suegros, madre y hermanos. Cuando esa empresa no funciona, tiene una idea aún más alocada: realizar una película.


Las aventuras de Moriana propone, de manera más que interesante, una crítica social ante la precariedad que sufren muchas familias en la actualidad de nuestro país. Sin embargo, tal radiografía naufraga por culpa de un humor sencillo, torpe y nada efectivo. No hay mejor forma de confirmar su nulidad como comedia que haber asistido a un pase de prensa en el que las risas brillaron por su ausencia. Los personajes, las situaciones y los diálogos, a pesar de carecer de originalidad, podrían haber dado pie a provocar las risas de la platea. Pero el problema de Las aventuras de Moriana es que contagia al espectador de una apatía harto peligrosa, demostrando ser una película sin alma que desaprovecha prácticamente todas las situaciones cómicas que se prestan. La interpretación de Magdalena S. Blesa, a pesar de desprender en todo momento autenticidad, contribuye también a transmitir esa molesta sensación apática.


Las intenciones de la película, sin embargo, son muy buenas y la idea ofrecía la posibilidad de realizar una interesante una comedia costumbrista sin perder de vista la realidad social. Cuando la cinta parece adquirir una mayor carga dramática, y su discurso adquiere más fuerza y protagonismo, un servidor ya se encuentra quemado por el sinfín de gags sin gracia que se suceden en el desarrollo de la historia. Así, la película se asemeja demasiado a la que tiene lugar dentro de ésta, estableciéndose una peligrosa analogía entre ambas: películas sin apenas presupuesto, pero que tampoco ofrecen ninguna muestra, por pequeña que sea, de talento tras las cámaras -y sólo un poco delante de éstas