Respira - Problemas del primer mundo
He de admitir que no tenÃa depositada ninguna esperanza en Respira. La anterior pelÃcula de Christian Zübert, Tour de Force -de la que os hablé aquÃ-, es un claro ejemplo de fallida manipulación emocional. Si a eso le sumamos las crÃticas negativas que Respira recibió tras su paso por la 53 Edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, creo que los motivos de mis pocas expectativas con la cinta alemana quedan expuestos a la perfección. Pero ya sabemos que aquÃ, en un mundo tan inmensamente rico como es el cinematográfico, cada uno tiene su propia opinión, o, al menos, deberÃa tenerla. Y, en mi opinión, Respira es una pelÃcula muy interesante, con ciertos problemas pero de resultado más que convincente.
Aunque sobre el papel no sea una pelÃcula de historias cruzadas, en la práctica sà lo es. Incluso la propia narración se estructura en tres capÃtulos: el de los respectivos viajes -fÃsicos y emocionales- de las protagonistas, cuyo comienzo es explicitado, y aquél en que ambos convergen, el cual no está introducido por ningún intertÃtulo. Un lúcido retrato de las “dos Europas”: la rica, representada por Alemania; y la pobre, cuyo papel de oprimida representa Grecia. Y no es una cuestión fÃlmica, pues las intenciones artÃsticas de Zübert no eran otras otras que elaborar una historia dramática con el siempre presente trasfondo de la crisis económica actual, y de la desgraciada influencia que las potencias polÃtico-económicas tienen sobre los paÃses que más han sufrido las consecuencias de la crisis, los que han sido rescatados.
Elena es una joven griega que, cansada de las pocas oportunidades que le brinda su paÃs, decide dejar a su novio en Grecia y emigrar a Alemania para poner copas en un club. Sin embargo, cuando le realizan el reconocimiento médico detectan que está embarazada, por lo que termina trabajando como niñera de una niña. Tessa, la madre de la niña a la que cuida Elena, está sufriendo problemas en su (re)inserción laboral, lo que ella llama problemas del primer mundo. Un hecho inesperado se encargará de trazar una sucesión de dilemas morales, una parábola sobre la culpa y una crÃtica a la problemática de la precariedad laboral sufrida por los jóvenes y las mujeres (la sufren todos, pero estos sectores en mayor medida).
Lo mejor de la pelÃcula es su coherencia en la narración de una historia que pone sobre la mesa tantos temas interesantes, creando con verdadera soltura un film que no se olvida con facilidad, y que sirve como un notable vehÃculo de reflexión. No obstante, no está ni mucho menos exenta de problemas. Pero bueno, se trata de problemas del primer momento, cuya trascendencia es la suficiente para que sean remarcados pero no para evitar que Respira sea una buena pelÃcula. Si tenemos en cuenta la forma de filmar de Zübert, casi siempre cámara en mano, acercando el objetivo a los rostros de las muy solventes protagonistas -la debutante Chara Mata Giannatou y Jördis Triebel (Al otro lado del muro, 2013)-, es bastante innecesario el uso de una tÃmida pero exasperante melodÃa que actúa como único añadido musical. También la ejecución del tercer acto deja mucho que desear -cuyas maneras coinciden peligrosamente con la forma de cerrar el primero-, mucho más cercana a cualquier thriller de sobremesa -por su torpeza- que a la del resto de metraje. No obstante, la pelÃcula queda cerrada a la perfección con una muestra de lo más clarividente sobre el egoÃsmo latente en toda sociedad, por desarrollada que sea.
Por suerte, el peligroso final del primer acto -por su trascendencia argumental- consigue llegar a buen puerto gracias a una estructura muy bien elegida. AsÃ, Respira no sólo supera con creces mis prácticamente nulas expectativas, sino que afirmo sin ningún reparo que nos encontramos ante una buena pelÃcula. Además, supone mi reconciliación con Christian Zübert, que realiza un trabajo diametralmente opuesto al que resultó ser Tour de Force, esquivando una moralina que se antojaba inevitable, y evitando ser condescendiente con ninguna de las dos mujeres, cuyos actos no son justificados aunque sà entendidos. O, al menos, asumidos.
Aunque sobre el papel no sea una pelÃcula de historias cruzadas, en la práctica sà lo es. Incluso la propia narración se estructura en tres capÃtulos: el de los respectivos viajes -fÃsicos y emocionales- de las protagonistas, cuyo comienzo es explicitado, y aquél en que ambos convergen, el cual no está introducido por ningún intertÃtulo. Un lúcido retrato de las “dos Europas”: la rica, representada por Alemania; y la pobre, cuyo papel de oprimida representa Grecia. Y no es una cuestión fÃlmica, pues las intenciones artÃsticas de Zübert no eran otras otras que elaborar una historia dramática con el siempre presente trasfondo de la crisis económica actual, y de la desgraciada influencia que las potencias polÃtico-económicas tienen sobre los paÃses que más han sufrido las consecuencias de la crisis, los que han sido rescatados.Lo mejor de la pelÃcula es su coherencia en la narración de una historia que pone sobre la mesa tantos temas interesantes, creando con verdadera soltura un film que no se olvida con facilidad, y que sirve como un notable vehÃculo de reflexión. No obstante, no está ni mucho menos exenta de problemas. Pero bueno, se trata de problemas del primer momento, cuya trascendencia es la suficiente para que sean remarcados pero no para evitar que Respira sea una buena pelÃcula. Si tenemos en cuenta la forma de filmar de Zübert, casi siempre cámara en mano, acercando el objetivo a los rostros de las muy solventes protagonistas -la debutante Chara Mata Giannatou y Jördis Triebel (Al otro lado del muro, 2013)-, es bastante innecesario el uso de una tÃmida pero exasperante melodÃa que actúa como único añadido musical. También la ejecución del tercer acto deja mucho que desear -cuyas maneras coinciden peligrosamente con la forma de cerrar el primero-, mucho más cercana a cualquier thriller de sobremesa -por su torpeza- que a la del resto de metraje. No obstante, la pelÃcula queda cerrada a la perfección con una muestra de lo más clarividente sobre el egoÃsmo latente en toda sociedad, por desarrollada que sea.Por suerte, el peligroso final del primer acto -por su trascendencia argumental- consigue llegar a buen puerto gracias a una estructura muy bien elegida. AsÃ, Respira no sólo supera con creces mis prácticamente nulas expectativas, sino que afirmo sin ningún reparo que nos encontramos ante una buena pelÃcula. Además, supone mi reconciliación con Christian Zübert, que realiza un trabajo diametralmente opuesto al que resultó ser Tour de Force, esquivando una moralina que se antojaba inevitable, y evitando ser condescendiente con ninguna de las dos mujeres, cuyos actos no son justificados aunque sà entendidos. O, al menos, asumidos.
