Adiós al lenguaje. Los experimentos de Godard

jueves, diciembre 04, 2014 0 Comments A+ a-



No es tarea sencilla hablar sobre ‘Adiós al lenguaje’, la nueva película del veteranísimo Jean-Luc Godard. La ganadora del Premio del Jurado en Cannes (ex aequo Mommy) fue concebida para ser vista en 3D, pese a que aquí sólo nos llega en 2D.

El director de maravillosas películas como ‘Vivre sa vie’, ‘Pierrot le fou’ o ‘Band à part’, se encarga de traernos una película de corte experimental, técnicamente espectacular; aunque inconexa, narrativamente pobre y excesivamente críptica.
Si hay algo que está claro, es que tras ver ‘Adiós al lenguaje’ sentirás cualquier cosa, excepto indiferencia. Godard se encarga de reinventar el lenguaje cinematográfico (pues no lo considero ruptura), a través de la relación entre un hombre soltero y una mujer casada, mientras un perro deambula por diversos lugares.

Ésta es la línea narrativa, que se muestra altamente difusa, al servicio de un conjunto de técnicas audiovisuales prodigiosas. Se mezclan imágenes visualmente portentosas, y otras en las que hace uso de la saturación, en las que predomina el color rojo (también vemos planos de sangre corriendo). No existe continuidad de ningún tipo, ni desarrollo de los personajes. El uso de la música y el montaje se independizan, con cortes muy extraños entre planos y subidas del volumen repentinas.

Como experimento es único, pero como película resulta incompleta. Tanto con la ya característica voz en off en sus películas, como en las conversaciones entre los personajes, y en fragmentos de películas que ven en la televisión; se tratan temas políticos, filosóficos e incluso humanistas. Pero el discurso es vacuo, uno se queda con la sensación de que lo que escucha no es trascendente, no incita a la reflexión como debiera. 

No sólo se ve reflejado el adiós del lenguaje cinematográfico, también el lenguaje propiamente dicho (dificultad de comunicación de la pareja, uso del móvil frente a otras personas, etc..). 

Como contraposición a las figuras humanas, está el perro, único ser humano capaz de querer más de lo que se quiere a sí mismo.

No es fácil conectar con este experimento tan bizarro del cineasta parisino, puedes entrar o quedarte fuera, o puedes quedarte con retazos de la genialidad que posee esta obra. Porque sin llegar a conectar totalmente con la película, es imposible no rendirse ante el evidente dominio cinematográfico de Godard. Tiene que ser un señor de 83 años el que cree un filme que rompa con todo lo establecido, que haga un experimento tan personal en el que no importa ni el cine ni sus espectadores, sólo importa lo que él cree conveniente. Y vaya usted a saber que es lo que cree conveniente Jean-Luc.

Dejen los prejuicios en casa, abran su mente e intenten apreciar esta obra en su totalidad, quedándose al menos prendados de su extrañez y su incontestable belleza.



Crítica escrita para lgecine.org