La habitación - Consecuencias

lunes, febrero 22, 2016 0 Comments A+ a-

Habitación 5 bisPodríamos emparentar el planteamiento de La habitación con el de Canino, la insólita película de Yorgos Lanthimos. A fin de cuentas, lo que ocurre en ambas es prácticamente lo mismo, aunque mientras en el primer caso la situación se da por obligación, en el segundo responde a los imprevisibles pensamientos del cineasta griego. Jack, el niño protagonista de Room, lleva toda su vida encerrado en un pequeño cuarto con su madre, decidiendo ésta hacer de su existencia algo mejor, por lo que el pequeño cree que el mundo se reduce a esa habitación con una claraboya en la que vive. Todo lo demás, incluido lo que ve en la televisión, se escapa de su simple y primitivo entendimiento. En Canino ocurría algo similar, pero simplemente porque los padres decidieron criar a sus hijos al margen del mundo real. Por lo demás, no existe comparación posible entre ambas obras.

Rm_D19_GK_0046.RW2
Conectando con el primer párrafo, me gustaría destacar el proceso de creación de esta película, el quinto largometraje de Lenny Abrahamson, cuyo guion es fruto de la reescritura que hizo Emma Donoghue de su propia novela. Tras cosechar un impresionante éxito con la novela, Donoghue se puso manos a la obra en su adaptación a un guion cinematográfico, el cual acabó más tarde en manos del director dublinés. La escritora era consciente del tirón que podía tener su historia en la gran pantalla, por lo que no dudó en exportar su historia a otros formatos. Digo esto porque, tras visionar la película en dos ocasiones, me da la sensación que tanto director como escritora han hecho algo similar en sus respectivos trabajos.

Rm_D17_GK_0115.RW2Las posibilidades de sacar algo positivo de la historia se reducían a mostrarla de una forma diferente, más cercana a la claustrofobia y al desasosiego que al melodrama, a la ñoñería apta para todos los paladares. Y, por desgracia, creo que las intenciones -tanto de la novela como de la película- no podían haber estado más alejadas de mi pensamiento. ¿Será casualidad que Emma Donoghue decidiera adaptar una historia real pero restándole gran parte de su crudeza (años de encierro, número de hijos...)? Desconozco la respuesta, pero ese acto se emparentaría directamente con la dirección de Abrahamson en La habitación. Lejos de hacer una película cursi o manipuladora, reduce la manipulación a momentos determinados, a la ejecución de algunas escenas de la manera más peliculera posible, tanto que excede los límites de lo creíble. El giro de tuerca de la película, que se encarga de dividir la misma en dos partes bien diferenciadas, es ejecutado de tal manera que recuerda a los momentos más vergonzosos de Crash, la película de Paul Haggis que se hizo con el Óscar en 2006 (ceremonia que premiaba los trabajos de 2005). El problema no es ya la credibilidad de lo que ocurre, pues al fin y al cabo esto es cine, sino la manera en que se plasman en pantalla esos acontecimientos. Las cámaras lentas y el uso de la música, al igual que en dicha obra de Haggis, no tienen otro fin que despertar emociones.

Rm_D43_GK_0039.RW2Mi intención no es ni de lejos es vapulear esta película, pues tampoco me parece la peor de las nominadas, pero me sorprende que esté siendo tan bien recibida por diferentes estratos del mundo cinematográfico (crítica, diversas asociaciones, público...). No sería justo concluir este texto sin valorar el excelente trabajo del irlandés en la dirección de actores, sacando lo mejor del joven Jacob Tremblay, de nada más que 9 años (alguno menos durante el desarrollo del rodaje). El único problema relacionado con el personaje es la voz en off que acompaña su punto de vista en repetidas ocasiones, algo que hubiera funcionado muy bien para presentarnos su hogar, su mundo, pero cuya repetición no logra hacer nada más que subrayar y dulcificar lo narrado. Un buen ejemplo de cómo filmar a través de los ojos es la reciente La profesora de parvulario, donde se explotaba a la perfección esa inocencia de la mirada infantil. Aquí, la mirada del niño sólo es aprovechada para ampliar en todas las direcciones y sin fin ese cuadrado en el que vive. Por otra parte, la interpetación de Brie Larson no me parece de nominación, aunque es suficientemente buena para no parecerme una elección injusta. Otra cosa es que gane el Óscar, algo que salvo sorpresa va a ocurrir. Entre los secundarios, me gustaría destacar el trabajo de Joan Allen, que en el par de escenas dramáticas que tiene logra eclipsar a Brie Larson. Justo lo contrario ocurre con el tratamiento del personaje de William H. Macy, cuya anecdótica aparición resulta ridícula en cuanto a la forma de expulsarlo de la trama.

Rm_D40_GK_0197.NEFLa película está siendo elogiada sobre todo por su primera mitad, pero mi opinión al respecto dista por completo de la opinión "popular". Es cierto que por razones puramente argumentales el primer acto tenía todas las papeletas para ser la parte más jugosa de la cinta, pero también lo es que Abrahamson se encuentra mucho más cómodo a la hora de desarrollar el segundo acto, mucho más convencional que el primero, especialmente por su componente dramático familiar. Lo más interesante de la película me parecen las (in)esperadas dificultades de madre-hijo para adaptarse al mundo real. Contra todo pronóstico, y aunque inicialmente le cueste enfrentarse a ese lugar nuevo para él y añore su vida en "Habitación", Jack se adapta con mayor facilidad que Joy. Ella, fruto de conocer previamente la existencia del mundo real y tras vivir siete años encerrada en un lugar diminuto, es incapaz de salir adelante en un mundo que ya no es el que era cuando lo conocía: ahora carga a sus espaldas con un hijo, una experiencia traumática y una etapa fundamental de su vida arrebatada. Sin embargo, esta segunda mitad tampoco funciona de manera independiente, pues cuando se abren determinadas vías de desarrollo -algunas de ellas interesantes- la película concluye sin haberlas llevado a buen puerto.

La habitación -cuya traducción al castellano me parece pésima; ¿por qué la inclusión del artículo "la"?- es una película más de intenciones -algunas más honestas que otras- que de resultados. Sin duda se podría haber creado un filme desgarrador a la par que conmovedor, pero en determinados momentos se evidencia que tanto para director como para guionista prevalecía el impacto puramente emocional, lo que viene siendo evitar la asunción de riesgos en pos de resultar más digerible a la hora de copar posiciones de prestigio en la lucha que tiene lugar durante la carrera de premios. En ese sentido, me atrevería a decir que el resultado de La habitación es inmejorable.